LOS VEINTE AÑOS Y EL GABAN DE ALQUILER.
Desandaba incertidumbre,
el olvido fragmentado… un puerto.
Se había hecho preciso huir de la tierra acorralada
y optó por soltar amarras volando como el viento.
La barca, un par de zapatos viejos,
cuando te los pones… dos pies izquierdos.
Un merengue mal bailado, bachata cortavenas
Los veinte años de Gardel y el gabán de alquiler.
Del otro lado una madre de rodillas,
oraciones encendidas con las luces de un sueño
Pueblo blanco de Serrat
torcer cordilleras y enhebrar relojes.
Tácitamente se embebía con la ausencia
sin otro contexto que los muertos y los viejos.
De modo que llegó pisando montañas,
apilando nieve al precipicio y la misma camisa.
Cuando estás lejos los años caen sobre la solapa
en tu rostro de pasa curtida, cuando la gente
no acepta el péndulo de los años,
aunque a pesar de eso te regalan un cumplido.
Te encontrarás también con el loco de la guitarra,
la familia escindida, el que tiraba panfletos,
el que te pidió un Mahon, la plancha sobre carbón,
y el policía que pateó tu trasero llamándote comunista.
Todo viene a colación para que entiendas
el grado de existencialismo engavetado en ti.
En la vida no progresa el que no quiere
para muestra un punto de narcos en la esquina.
De modo que te afanas por enmendar trastornos
con un golpe de suerte, lotería de vida
Cuando das la espalda te murmuran codicia
y el dolor de cabeza a falta de café.
Y sigues abrazando con los ojos abultados
tu poemario de borracho curtido,
el cuarto de secundaria traumatizante, el exilio
la prostituta de a destiempo, y este rollo de bolsillo quebrado.
Friday, April 25, 2008
Sunday, April 13, 2008
AHORA
¿Ahora de qué puede escribir el poeta?
La temeridad orlando fantasía
humor hipócrita sujetando mentiras
odiosa costumbre de creerse a sí mismo.
Dar un giro es preciso rompiendo grados.
Echar la costumbre fuera de bordas.
Marinero audaz de una batalla que localiza
olas para beberlas por incertidumbre.
Sujetarse a los vientos del norte oscuro
que asoma su ventisca desdentada.
Mirarse al cristal de brizna infame
sorteando al corazón juego de naipes.
Talvez sería preciso degollar la ternura
donarla como órgano de vida en recipiente.
quedarse en el blanco de la tarde sin horas
siguiendo el giro que vaporiza su nada.
Hacer uso siquiera por segundos del derecho
al coraje, disentir de los dioses que nos atan,
doblegar sus mieles de santos torcidos
poner su túnica decadente a cubrir el sol.
Ahora qué podrá escribir la historia
atada su coraza ingenia de conciencia
programada de mentiras clericales
cual letra algodonada de cordero.
¿Qué sintonía soplarán las piedras medievales
en medio de las torres sin campanas de glorias?
¿Cómo será el sacerdote sin su sotana hipócrita?
¿Qué harán los muertos en sus escondrijos de hambre?
La temeridad orlando fantasía
humor hipócrita sujetando mentiras
odiosa costumbre de creerse a sí mismo.
Dar un giro es preciso rompiendo grados.
Echar la costumbre fuera de bordas.
Marinero audaz de una batalla que localiza
olas para beberlas por incertidumbre.
Sujetarse a los vientos del norte oscuro
que asoma su ventisca desdentada.
Mirarse al cristal de brizna infame
sorteando al corazón juego de naipes.
Talvez sería preciso degollar la ternura
donarla como órgano de vida en recipiente.
quedarse en el blanco de la tarde sin horas
siguiendo el giro que vaporiza su nada.
Hacer uso siquiera por segundos del derecho
al coraje, disentir de los dioses que nos atan,
doblegar sus mieles de santos torcidos
poner su túnica decadente a cubrir el sol.
Ahora qué podrá escribir la historia
atada su coraza ingenia de conciencia
programada de mentiras clericales
cual letra algodonada de cordero.
¿Qué sintonía soplarán las piedras medievales
en medio de las torres sin campanas de glorias?
¿Cómo será el sacerdote sin su sotana hipócrita?
¿Qué harán los muertos en sus escondrijos de hambre?
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